A pesar de que la salud social, en general, es un campo que le compete en gran parte al Estado, los privados y los propios individuos pueden llevar a cabo un trabajo que subsane, en alguna medida, las deficiencias en este ámbito.
Los privados pueden promover políticas de integración en aquellos lugares donde el Estado demora mucho en llegar. En general, el ofrecimiento de trabajos con buena remuneración es tarea de los privados, por lo que deben potenciar esta actividad con mejores condiciones salariales y mejorando el estilo de vida de los trabajadores.
Así como las condiciones de la salud social se determinan en gran porcentaje por el entorno y las condiciones de exclusión, los privados deben determinar políticas internas que protejan a sus trabajadores de sufrir discriminación o falta de equidad.
De esta forma, colaboran de manera directa en acortar la brecha que puede separar algunos individuos de otros. Las ayudas para el desarrollo familiar también son fundamentales, así como facilitar tiempo libre a sus trabajadores, para que estos puedan pasar en familia e integrarse a la comunidad.
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